domingo, 6 de marzo de 2011

Entrevista con Fausto Alzati Fernández


Un orgasmo se vive únicamente en primera persona; y lo que es más, aun en primera persona sus cualidades expresan un vertiginoso despliegue de tonos y texturas ominosas: no es localizable ni en el espacio ni en el tiempo. Sin embargo, la cámara osa asirlo, y con premura. Y por supuesto, lo intenta (…) cuando se trata de la sexualidad humana, algo se escapa…siempre.
“La demanda” (p. 21)
Inmanencia viral

Inmanencia viral es una de esas pequeñas joyas literarias que pueden pasar inadvertidas por un montón de factores. Citemos tres por lo pronto: formar parte de la nutrida colección de la Editorial Tierra Adentro (2009, No. 388), que si bien cuenta entre sus títulos con trabajos extraordinarios, no todos reciben la misma atención. El segundo factor sería la juventud del autor, Fausto Alzati Fernández, que a sus 31 años posee el acervo intelectual de un escritor mucho más viejo y, tercero, que no es un autor a quien la autopromoción le quite el sueño y, sobretodo, el tiempo, porque no está dispuesto a dejar de escribir, que es lo suyo, para tratar de convencer al mundo de que es el Escritor que México esperaba.
                Pero lo más asombroso es que un autor que cita entre sus mayores intereses la filosofía, el psicoanálisis y el budismo, escriba ensayos, tan profundos como entretenidos, sobre asuntos que los intelectuales tienden a mirar de reojo:  “Por un lado, mi actitud surge de este impulso filosófico de que la reflexión sea personal, que tenga validez en mi propia experiencia, es decir, antepongo la vivencia personal a la especulación en torno a las teorías…pero también tiene que ver con el aburrimiento porque no sé si sigue aplicando la exigencia de leer teoría y releer a los clásicos en estos tiempos. Si me ponen un ensayo comparativo entre Kafka y Brodsky a lo mejor ya no conectan con mi experiencia”.
“Procuro, además, escribir sin apoyarme en algún canon literario –prosigue el narrador y ensayista- ¿Por qué necesito de algún gran literato para justificar mis desatinos personales? Los autores que más me gusta leer, como David Foster Wallace, tienen el entretejido teórico bien estudiado, pero lo ponen a prueba en su propia experiencia a ver si es palpable.”
Señala Fausto que la palabra “cultura”, en México, remite en el acto al Canal 22, unos hueyes bebiendo vino y hablando sobre cosas de hueva, “cuando la palabra “cultura” en realidad significa “”hábitat”. No solo es el espacio que habito, sino el modo en que lo habito. Y el modo en que lo habito tiene mucho que ver con el imaginario y los símbolos que representan algo para mí en mi experiencia. Antes, los signos que nos tocaba interpretar eran la cruz, la pirámide o la mexicanidad…ahora los símbolos que nos toca interpretar son, a lo mejor, Lady Gaga o los iconos del metrobús. He optado por los objetos nimios, o que parecen obviados e inconsecuentes en vez de los grandes sucesos históricos porque estos se ven inmediatamente inmiscuidos con retórica e intereses, mientras que, por ejemplo los folletos de una escuela de computación tienen más resonancia con nuestra vida diaria.” Y cita a Umberto Eco como pionero en el estudio de la Cultura (con C mayúscula) con su célebre ensayo sobre Supermán y los cómics, Apocalípticos e integrados.
Le comento al autor de Inmanencia viral, que siento muy divididos a los ensayistas de su generación con los veinteañeros. Mientras los primeros insisten en la rebelión fraticida, los segundos retornan a los clásicos y los leen con ojos de asombro. La obra de Fausto Alzati Fernández ni siquiera es intermedia: es profundamente posmoderna. No aboga ni denosta. Su interés nodal es la observación de los fenómenos que constituyen la actualidad. Por ejemplo: esos 15 minutos de fama de los que hablaba Warhol…a Fausto le obsesiona dilucidar hasta donde se han prolongado esos 15 minutos gracias a las redes sociales y a los blogs, y cuál ha sido el precio de la celebridad express: “Muchos de los autores en que me apoyo están traducidos al español, pero he intentado analizar la cultura pop con una franqueza absoluta respecto a la experiencia personal, articulándola a través de la filosofía, la teoría crítica, el psicoanálisis en particular, y el budismo…algunas de las escuelas del budismo que tratan sobre la naturaleza de la mente. Hay dos cosas que están pasando conforme escribo más: trato de dejar atrás esta tendencia de la academia de estar citando y respaldando lo que digo, y lo otro es enfatizar que no soy sociólogo, ni me interesa serlo. ¿Literato?, mmmmm, soy ensayista, y he escrito un par de novelas policiacas, aún inéditas. A veces yo mismo me confundo para incrementar mis dudas respecto a los temas que abordo y voy aprendiendo a escribir sobre la marcha… y lo disfruto.
                Otro aspecto digno de destacar, es lo impregnada que está la escritura de Fausto de la teoría feminista, algo no muy común (aunque ya algunos autores de su generación como Heriberto Yépez parecen muy familiarizados con los estudios de género): “En el contexto académico hay muchas personas, hombres y mujeres, que tienen interés en el feminismo y su evolución. En lo personal creo que fue por mis profesores. Estudié en la Universidad de Narota, en Colorado, que es budista, y me tocó tomar con ellos teorías de género, teoría queer….y me impresionó muchísimo porque nunca se me había ocurrido pensar las cosas de ese modo… que una sola palabra tuviera tantas connotaciones. Pero mi especialidad era historia de las religiones y recuerdo mucho el libro de una feminista muy radical llamada Mary Daly titulado “Más allá de Dios, el padre”…de hecho no permitía entrar a hombres a su clase. Ella plantea que una sociedad donde Dios es una entidad o una palabra masculina, todo lo masculino se ve por ende deificado. Entonces, jugar con esa connotación de la deidad son cuestiones metafísicas y hasta cierto punto obsoleto… ¿sería distinto si fuera la Diosa? ¿Las manifestaciones de poder serían las mismas pero invertidas? Es interesante mientras no se vuelva rebuscado o sencillamente un modo de sacar la indignación”
                A lo largo de la charla, Fausto ha mencionado solo autores extranjeros…norteamericanos fundamentalmente. Cuando le pregunto a qué autor mexicano admira, responde casi sin pensar: “A Sergio González Rodríguez y…” tras largos minutos de reflexión, termina riendo y diciendo: “Por el momento no se me ocurre otro….”
                Fausto sorprenderá muy pronto con dos thrillers y me muestra un cuaderno donde recoge sus actuales ensayos donde analiza los anuncios de “masajes” y otros eufemismos empleados para solapar la prostitución. El cuaderno, en sí mismo, es una pieza digna de publicarse por la enorme letra del autor y los recortes con anotaciones. Actualmente prepara la publicación de otro libro de ensayos que será ilustrado, cada uno, por un artista plástico distinto y dará un espléndido pretexto para combinar la presentación del mismo con una exposición de las obras.
Evelyna